A la última

Un amigo -el maldito no quiere hacerse seguidor- me comenta que cada vez me remonto más en el tiempo y que qué pasa con el pasado más cercano.

El objetivo de este blog era poner por escrito todos esos recuerdos que abuelos, padres, tíos... me habían legado y que creo que debo compartir.
Pero vaya, aquí va una foto recientísima con su correspondiente comentario.

Lo que llevo puesto en ella lo llamábamos en casa un "vaypon". No sé si se escribe así ni lo que quiere decir pero era una especie de mono, de pantalón cortísimo, hecho de un tejido parecido a la toalla. El mío era amarillo.

Se puso de moda durante un verano y era, como diríamos ahora, "lo más".

No sé dónde está hecha esta fotografía pero parece, por el ramillete de florecillas que llevo en la mano, que debe ser un día de excursión.

Varias cosas espeluznantes nos demuestran que la moda es algo que no se puede definir y que el buen gusto o la elegancia o el glamour o como queramos llamarlo va y viene y nuestros ojos sólo son capaces de identificarlo cuando la corriente general nos lleva con ella.

Veamos: ¿qué razón justifica ese atuendo veraniego con zapatos cerrados y calcetines oscuros? ¿Y el pelo? Esa horrorosa castaña que parece más adecuada para un luchador de sumo... ¿qué necesidad había de esa humillación?

Eso sí, lo que no tiene precio es la felicidad que desprendo, la sonrisa inocente y la pose de "aquí estoy yo".
Al otro lado de la cámara estarían mi padre, mi madre, mis tíos, quizá mi abuela... Adoradores de la diosa.

Imagen: fotografía familiar. Años 60-70??