Origen de un blog

Hace algo más de un año empecé un blog y hace unos meses, otro.
Uno de ellos está hibernando, no se sabe por cuánto tiempo. Se había vuelto un ejercicio difícil y pesimista y dejarlo en reposo, esperando tiempos mejores,  me pareció una buena idea.
El otro surgió como un intento de tener un punto de contacto cotidiano con la felicidad, con la alegría, con la esperanza. Pero los vientos que corren son fuertes y los tiempos difíciles y el blog languidece entre entrada y entrada mientras yo busco desesperadamente razones y motivos de placer para compartir con sus lectores.
Y, sin embargo, escribir un blog me ha enganchado. No sé si lo lee poca o mucha gente -que entren en él no quiere decir que lo lean, ni siquiera que hayan llegado a él más que por los azares de las búsquedas "googlelianas"-. Pero escribirlo y saber que de vez en cuando alguien lo comparte y lo disfruta es un placer sencillo al que no me gustaría renunciar.
Dicho lo cual, inauguro este nuevo blog.
En los dos anteriores -sobre todo en el primero- inicié unas entradas, ilustradas con fotografías antiguas, sobre mi familia, mi pasado y el pasado en general. Las titulaba "De mi pasado vengo". Una buena amiga me sugirió que quizá algún día podían ser un blog independiente. Y aquí está.
Lo ofrezco a los que me quieren, a los que me conocen, a los que forman parte de mi vida, a los que no me conocen de nada, a los que han vivido experiencias parecidas, a los que encuentran puntos en común con su propia historia, a los que les parece estar leyendo prehistoria... a todo el que llegue y quiera compartir lo que yo conozco.
Empezaré publicando, en el mismo orden en que lo hice, las entradas ya usadas en los otros blogs y después, dentro de poco, nuevas historias. Ya tengo las fotos preparadas, las he recopilado con cariño y volver a verlas ha despertado recuerdos y anécdotas que creía olvidados.
Espero que las disfrutéis conmigo y que dejéis un comentario si lo consideráis oportuno.

(Imagen: DeConceptos.com)