jueves, 16 de enero de 2014

Decir adiós

Una vida aparece en un instante: un milagro no menos sorprendente por más repetido. El llanto de un niño que viene al mundo y al que nadie sabe lo que le espera. Trece de febrero de 1934.

Desde el futuro leemos su pasado. Será calmado, tranquilo, cariñoso, seguirá el oficio de su padre, hará la mili en Zaragoza, se casará con 35 años, no tendrá hijos, vivirá lejos de su pueblo, verá morir a todos sus hermanos, tendrá sobrinos de sangre y otros que, sin serlo, lo sentirán suyo, se quedará muy joven huérfano de madre, le gustará la playa, escuchará más que hablará, reirá y sufrirá ante los avatares de la vida...
 Pueblerino, antiguo, con el luto reciente en la manga, descorbatado...

 Mundano, moderno, fumador, sonriendo distendido ante la cámara, con "el Metro", con Juan "Aroca"... 
 Sosteniendo en brazos a una sobrina, niñero como pocos. Con Antonio "el Caerito", con "Chaparro", con Juanito... Qué bien haber salido del pueblo, estar en la capital sin perder las raíces. Poder hacer lo mismo que hacíamos pero con dinero en el bolsillo. Haber dejado atrás el pelo de la dehesa, ser un señor...

Y casarse. Con ilusión. Con ganas de ser feliz. Entrar en otra familia como si fuera la suya. Hacer planes. Tener esperanzas. Disfrutar de todo y con todo. Apoyarse en ella hasta el final.


Ser el tito a quien nunca le dije tito. El tebeo de los sábados. Los pellizcos cariñosos en la nariz. Los besos y los abrazos a mis niños. Los paseos infinitos. La paciencia. Acordarse de comprar aquello que más nos gusta. Picar el jamón diminuto. No molestar nunca. No levantar la voz. Sufrir en silencio. Llorar con amargura ante sufrimientos inesperados que enturbian los últimos años. Agradecerlo todo. Hacer favores sin recordarlos. Ser abuelo por merecerlo, sin sangre que obligue. Dar más que recibir.

Y la muerte que llega, también en un instante. Sin anuncio, sin darnos tiempo a despedidas. A decir lo no dicho, a besar lo no besado. 
4 de enero de 2014. Cerrar una vida. Reducirla a nada en una caja azul. Viajar por última vez a la tierra de donde nadie ha vuelto. Llevarse recuerdos y trozos de nuestra vida que ya nunca podrán recuperarse.

Decir adiós. Y llorar para aliviar el daño.
Francisco Cortés Repiso. El tito a quien nunca olvidaremos. 

Imágenes: fotografías familiares años 50, 60, 70, 80, 90, siglo XXI...

8 comentarios:

  1. Descanse en paz una buena persona.
    Entrañable.
    De mirada tranquila y sincera.
    Discreto y cariñoso.
    Sin saberlo, pudimos despedirlo.
    Besos.

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  2. Gracias.
    Así lo recordaremos siempre.
    Un abrazo.

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  3. Qué bien escribes Ana. Estupenda reseña póstuma.

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  4. Gracias, Walden. Qué generoso eres tú que tan bien escribes.

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  5. Ana, estamos perdiendo las buenas costumbres.

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  6. Cierto, Walden. Y quisiera retomarlas con alegría pero, como verás por la última entrada, la vida no da tregua. La publiqué hace ya unos días en mi otro blog pero creo que también debe estar aquí, en este blog de tantos trozos de vida. Un abrazo.

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  7. Sí, sí, lo entiendo, claro.
    Pensé en ti viendo este anuncio de concurso literario.
    http://www.fuentetajaliteraria.com/training/plantillas/$defecto$/anuncios/noticia.php?id=14
    Échale un vistazo.

    Un beso.

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  8. Bueno, Walden, pues ya he participado en el concurso de fuentetaja. Lo he hecho con la entrada "El chacho cura" aunque he tenido que acortarla porque el máximo eran 500 palabras. Un abrazo.

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