Este es un blog de nostalgias, de recuerdos, de echar la vista atrás, de ofrecer a los demás lo que sé, lo que viví, lo que me contaron, lo que formó parte de mi familia...
Es un blog lleno, también, de alegrías, de momentos dulces que llenaron mi vida y las de los que me precedieron, que me hicieron ser como soy y hasta aquí me han traído.
Es un espacio propio y muy personal que comparto con quien quiere acercarse a él y que me ofrece la oportunidad de parar un momento el ruido cotidiano y de reflexionar.
Hace unas semanas una muerte llegó a la familia; una muerte anunciada, del abuelo paterno que se iba deteriorando ante nuestros ojos y que daba paso a otra persona desconocida para nosotros. Cuando llegó finalmente, la muerte no dejó de ser menos dolorosa por esperada y en todos nosotros se removieron momentos ya vividos: dulces, amargos, divertidos...
Son, pues, estos días intensos en cuanto a recuerdos y reflexiones sobre lo que hacemos por estos mundos y el camino que a cada uno de nosotros nos toca transitar.
De todo lo que me ha dado vueltas en la cabeza y que, a veces, me ha quitado el sueño, hay algo inquietante que quiero compartir. Seguro que no soy la única que he pensado en ello.
He titulado esta entrada "La primera, la última vez" porque de eso va la reflexión. Nuestra vida está llena de recuerdos de primeras veces. Algunas de ellas son divertidas, otras tristes, otras traumáticas. La mayoría no son trascendentes pero las recordamos y las sacamos a colación en conversaciones familiares, en encuentros con amigos o las guardamos para nosotros, como algo preciado...
Y también, por supuesto, está llena de últimas veces. Y lo que acongoja -que este blog tiene mucho de congoja ya lo sé, pero así es la vida- es que de la mayoría de esas veces no somos conscientes. Por lo tanto, se nos escapan entre los dedos momentos únicos, instantes que quisiéramos guardar para siempre en el corazón. Los hubiéramos hecho especiales, les hubiéramos dedicado nuestra atención, hubiéramos parado el mundo para ellos.
Una última vez mi niño cruzó la calle de mi mano; una última vez bajé de la trona a mi bebé; una última vez recibí una carta de mi abuela; una última vez despedí a un amigo; una última vez me hice una foto con alguien querido; una última vez entré en la casa donde nací; una última vez me senté en las rodillas de mi abuelo; una última vez revolví un baúl en el pueblo; una última vez jugué a baloncesto; una última vez entré en clase con mis compañeros; una última vez me vistieron; una última vez me bañé en la alberca; una última vez besé los piececitos de mi niña; una última vez canté una nana; una última vez canté villancicos junto a mi madre; una última vez volví de farra sin tener que dar cuentas; una última vez alguien me dio las gracias; una última vez se me declararon; una última vez me contaron un cuento; una última vez comí pipas en el cine de verano; una última vez esperé a los Reyes Magos; una última vez viajé en el Sevillano; una última vez me preguntaron qué quería ser de mayor; una última vez me felicitó mi maestro; una última vez alguien me hizo un dibujo con corazones; una última vez una manita me dijo adiós desde un autocar; una última vez una voz me llamó en la noche; una última vez me subí en el mulo; una última vez lloré por un juguete; una última vez le di un beso a mi madre...
Imagen: fotografía personal: mi primera foto. Mayo 1961.
Comparto esta reflexión contigo.
ResponderEliminarHay "últimas veces que se recuerdan con presteza", pero en otras ocasiones aparecen lagunas en el recuerdo.
Siendo positivos, tener muchas "últimas veces" sería sinónimo de haber vivido intensamente.
Pero también significa haber perdido cosas, que si se recuerdan, es porque se añoran y eso nos engrandece.
Bonita reflexión, Ana.
Un beso.
Gracias. Besos.
ResponderEliminarSiento lo de tu abuelo. Llevas mucha razón. Tu entrada me ha recordado un poema que tengo siempre presente y me hace vivir con más intensidad todo (a veces creo que demasiada).
ResponderEliminarRecuerdo mucho mejor las primeras veces que las últimas. ¿Es bueno?
Por fin he podido entrar como administradora y publicar los comentarios pendientes.
EliminarSobre lo que es bueno o lo que es malo yo no tengo un criterio muy claro. Pregúnteme usted en, pongamos, diez años que ya le tendré resuelta la cuestión.
Un abrazo.
¡Qué bonito, Ana!!! Piensa que cuando recordamos esas "últimas veces" con tanto amor es porque han formado parte muy importate de nuestra vida y las llevaremos siempre en nuestro disco duro. También tenemos que pensar todas las primeras veces que nos quedan por vivir, que serán muchas y diferentes.
ResponderEliminarDisfrutemos la esencia de la vida!!! Un beso.
No he publicado antes el comentario porque no podía entrar como autora del blog (no sé porqué, esas cosas del mundo virtual que nos domina).
Eliminar¡Gracias por tu reflexión!
Un abrazo.
Ana, los otros días puse un comentario y no ha aparecido. Imagino que no pondría bien las claves esas raras.
ResponderEliminarNo tengo ninguna foto mía tan, tan pequeño, pero sí es cierto eso que comentas sobre las primeras y las últimas veces, eso unas veces lo llevo con nostalgia y otras con un pesar tremendo y casi siempre han sido las muertes las que han situado en primer plano el paso del tiempo.
un beso y un abrazo (dos cosas)
Como ves ya he podido publicar los comentarios.
EliminarCierto. Vivimos como si nunca nos fuera a faltar nadie, cuando eso ocurre, hay una conmoción que nos sacude.
Un abrazo.